De pequeña, los padres de BELÉN sabían que camino iba a tomar profesionalmente, veían la medicina al alcance de sus manos debido a unas cuantas sorpresas que encontraron en su cuarto como por ejemplo varias ranas abiertas en canal, muñecas de trapo destrozadas y luego cosidas con agujas de plástico, etc, aunque la verdad que al padre lo primero que se le cruzaba por la mente al ver tantas muestras de ese tipo es que su hija era un tanto psicópata, pero no, fueron pasando los años y su Don, iba evolucionando.
En la escuela cada vez que un amiguito suyo se caía y se hacía algún rasguño, ahí estaba ella poniéndole apósitos.
Ahora es una licenciada en toda regla y lo que más le gusta es conversar con los viejitos de su hospital, les resulta entrañables aunque un tanto gruñones. El hecho de que le encante que esos viejitos le cuenten sus batallitas tiene su parte más dramática, ya que cuando a alguno de ellos le toca viajar a otros mundos BELÉN se pone muy triste.
La doctora Belén no pierde su lado más humano y empatiza con los pacientes!! Así debería ser siempre.
ResponderEliminar